Recuerdo con cariño los días que pasé con mi tía Chola. Ella es muy afecta al uso de proverbios, no sé si vino como adenda al apellido patricio o por chusmear con la criada del campo, pero sabe usarlos y encontrar el regaño adecuado para cada ocasión. Cuando remoloneaba en la cama escuchaba su crítica en fade “al que madruga, dios lo ayuda”; pero en los días que me despertaba el alba, ella recordaba “no por mucho madrugar, se amanece más temprano”.
Siempre atenta para recibirme a la vuelta del trabajo. Contemplaba mi cansancio y resignación por quedarme en un puesto ingrato, al tiempo que murmuraba “el que no arriesga, no gana”; hasta el día que me animé a renunciar, ese día me advirtió “más vale pájaro en mano, que cien volando”.
Nunca supe por qué prefirió la soltería, ni el motivo de ponerle Flora a su gata. Ella se define como una perfeccionista, con altos estándares para alcanzar su bendición, pero nunca vi que nadie llegara tan alto para confirmarlo.
Ella nunca trabajó, tuvo la suerte que otros trabajaron por ella y disfrutaran de sus consejos para trabajar mejor. Ella nunca se ilustró, tuvo la suerte que otros pensaran por ella y le contaran sus ideas maridadas con scones, o el noticiero de la tarde.
Donde la pesqué floja fue en el deporte, cuando le pregunté por su equipo de fútbol me respondió “seré hincha de un equipo, el día que los 11 jueguen como a mí me gusta”. Pero sí parece saber mucho de política, no se cansa de advertirme sobre las cosas que están mal, incluso sobre las que no lo están pero lo estarán pronto. Y tiene una memoria prodigiosa, puede recordar en qué fecha las cosas comenzaron a estar mal, aun antes de su nacimiento.
Mi tía Chola es una gran demócrata, sabe explicarme la relevancia única que tiene la oposición en el juego democrático, el irremplazable valor de la crítica. Cuando me revela la crítica diaria sus ojos se iluminan, como encendiendo su vocación.
Siempre pensé que mi tía Chola sería una gran Presidenta, parece tener la solución a todos los problemas. Un día le dije entusiasmado que se anime a postularse, que “la votaría”, pero me respondió que no le gusta ningún partido político, que son todos corruptos y ladrones. Ningún político tiene la vocación de servicio y compromiso para mejorar la vida del prójimo que tiene mi tía Chola.
Leyendo algunos comentarios en Twitter y Facebook, me siento en una gran familia.
Siempre atenta para recibirme a la vuelta del trabajo. Contemplaba mi cansancio y resignación por quedarme en un puesto ingrato, al tiempo que murmuraba “el que no arriesga, no gana”; hasta el día que me animé a renunciar, ese día me advirtió “más vale pájaro en mano, que cien volando”.
Nunca supe por qué prefirió la soltería, ni el motivo de ponerle Flora a su gata. Ella se define como una perfeccionista, con altos estándares para alcanzar su bendición, pero nunca vi que nadie llegara tan alto para confirmarlo.
Ella nunca trabajó, tuvo la suerte que otros trabajaron por ella y disfrutaran de sus consejos para trabajar mejor. Ella nunca se ilustró, tuvo la suerte que otros pensaran por ella y le contaran sus ideas maridadas con scones, o el noticiero de la tarde.
Donde la pesqué floja fue en el deporte, cuando le pregunté por su equipo de fútbol me respondió “seré hincha de un equipo, el día que los 11 jueguen como a mí me gusta”. Pero sí parece saber mucho de política, no se cansa de advertirme sobre las cosas que están mal, incluso sobre las que no lo están pero lo estarán pronto. Y tiene una memoria prodigiosa, puede recordar en qué fecha las cosas comenzaron a estar mal, aun antes de su nacimiento.
Mi tía Chola es una gran demócrata, sabe explicarme la relevancia única que tiene la oposición en el juego democrático, el irremplazable valor de la crítica. Cuando me revela la crítica diaria sus ojos se iluminan, como encendiendo su vocación.
Siempre pensé que mi tía Chola sería una gran Presidenta, parece tener la solución a todos los problemas. Un día le dije entusiasmado que se anime a postularse, que “la votaría”, pero me respondió que no le gusta ningún partido político, que son todos corruptos y ladrones. Ningún político tiene la vocación de servicio y compromiso para mejorar la vida del prójimo que tiene mi tía Chola.
Leyendo algunos comentarios en Twitter y Facebook, me siento en una gran familia.
Lo relevante, lo que realmente requiere de una gran capacidad política es criticar " lo que no está mal pero pronto lo estará". Criticar lo que está mal es de novato,
ResponderBorrarRinconete, si hay un legado que nos dejara la Mentalista, es ese.
ResponderBorrarHoy aposté con mis compañeros de laburo que si lo rajan a Schiavi, tal como piden todas las tías CHolas, automáticamente se convertirá en un mártir de la dictadura K.
ResponderBorrarNagus me encantó.
ResponderBorrarYo tenía miedo de convertirme en Tía Chola (porq mi depilación es deficiente )pero estos días de limpieza de facebook y de tANTO cholilismo creo q me harán salir del placard .
Aberel :Schiavi tiene q hacer y no hablar ,pero la verdad no sé .Ella lo sostiene .
Hubo una época ,creo recordar radical , en q cambian y rotaban tanto los ministros q nadie sabia quien estaba ni donde
Lo q no sé es si la tía Chola era feliz
Aberel. Sería raro que los mini émulos de Pol Pot entreguen una cabeza a la turba, sería la primera vez. Pueden ponerle un vocero que evite repetir sus deslumbrantes conferencias de prensa, pueden partir sus responsabilidades y vestirlo de tarjeta SUBE, pero el destino de pira es después que pase el temblor.
ResponderBorrarMabel, para todas las tías con dudas tengo un servicio Nagus para la comunidad:
ResponderBorrarEl test de la tía Chola
Piense cuántos años de su vida usted fue oficialista, no importa de qué gobierno o cuál sea su edad. Si el total de su vida oficialista es menor que tiempo de permanencia de Patio Bullrich en un partido político, usted nació con vocación opositora.
Según explica Borocotó en su cátedra política: si usted detecta que siempre pertenece a la oposición, no se debe a su natural “espíritu crítico”, sino a un patológico terror a comprometerse con los hechos, pánico por demostrar y demostrarse que sólo sirve para criticar, y fracasaría si tuviera que hacer (incluso nada).
Las tías Cholas son nativas de la vereda de enfrente, si la tiene de vecina múdese.
Fui un rato oficialista en el radicalismo ,pero creo q por los slogan (yo lloraba con el preámbulo)q por los planes .
ResponderBorrarY fui oficialista con Martin desde q era concejal y me elogió un discurso de apertura ( Diria elbosnio q soy sabbatellista mezquina y vanidosa)hasta hoy.
Ahora abri la puerta del placard este 1 de marzo y creo q saltaré en breve sobre alguna colega docente q sólo escuchó la parte del 3 meses de vacaciones .Este discurso es bisagra para el gremio .."se sienten agraviadas" mis colegas Uffaaaaaaaaaaaa creo q pediré una licencia por no aguantarlas/os .
O sea ,no se si soy o no soy .
Doña Mabel, usted es muy oficialista!
ResponderBorrarQuién no lagrimeó con el preámbulo? No se arrimó al calor de la primavera alfonsinista? Pero ya lo predijo el oráculo de Alsogaray, el problema era pasar el invierno.
Ahora compartimos el oficialismo por Martín y por la chica que nos gusta.
Para ser claro respecto al test de la tía Chola, cualquiera que haya sido oficialista durante la presidencia de Ramón Puerta, duró más que Patio Bullrich en un partido político!